El estudio de los fenómenos y problemas sociales, de manera predominante, suele hacerse desde perspectivas que parten del supuesto de que, para conocer una determinada realidad social, es necesario seleccionar aspectos de ella, delimitando de manera precisa sus “fronteras”. Esta actitud se fundamenta en el enunciado –a priori– que declara la imposibilidad de aprehender “el todo” de esta realidad, dado el carácter “incognoscible” de aquello que Kant llamó la esencia del fenómeno. De esta forma, temáticas relativas al Estado, la democracia y el autoritarismo, el biopoder, la exclusión y la pobreza, suelen ser analizadas de manera independiente entre sí, como si fuesen “cosas” con fronteras definidas, olvidando que la sociedad no “está hecha” de cosas, sino de relaciones, a las cuales es difícil poner fronteras. El nuevo libro de Jaime Osorio viene no sólo a llamar la atención sobre las limitaciones de esta epistemología, sino a mostrar su carácter predominantemente político y fetichista, indicando caminos respecto a cómo abordar estas temáticas a partir de las relaciones que las constituyen. Por esta razón, Osorio comienza su libro haciéndose cargo precisamente de aquello que le da unidad a la vida social, es decir, al papel de totalidad de la lógica del capital como actividad unificadora de la modernidad, la cual persiste hasta nuestros días.
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